Los bigotes del gato son, quizás, uno de sus rasgos más característicos. Pero más allá de generar simpatía, tienen múltiples funciones que la mayoría de gente desconoce.La respuesta es que estos pelos duros y flexibles a la vez son una herramienta muy útil para los felinos: les ayudan a cazar, a explorar el entorno y hasta a expresar sus emociones.El sentido del tacto es fundamental en todos los mamíferos. En el caso de los gatos, parte de este imprescindible sentido se canaliza a través de los bigotes o vibrisas, en su nombre técnico. El sentido táctil en el gato depende de receptores cutáneos que se encuentran repartidos por todo el cuerpo del felino. Parte de esos receptores se acumulan en la base de los folículos pilosos y reciben el nombre de mecanoreceptores. Estos mecanoreceptores son los que ayudan al gato a percibir su entorno.
Los gatos tienen muchos pelos repartidos por todo su cuerpo, y de hecho el pelaje sirve como barrera de protección ante agresiones externas y por eso es tan importante cuidarlo. Una buena alimentación y un cepillado frecuente son la mejor manera de garantizar un buen estado del pelaje. Ahora bien, no todos los pelos del gato son iguales. Algunos están especialmente preparados para transmitir información táctil al cerebro del felino. Son los llamados pelos táctiles o vibrisas, que se distribuyen en cinco grupos: supraciliar, del mentón, cigomático, labial y mandibular. Cada grupo corresponde a una ubicación en la anatomía facial: cejas, mentón, carrillo, labio y mandíbula.
Los pelos táctiles o vibrisas son lo que coloquialmente se conoce como bigotes y funcionan a modo de palanca para amplificar la percepción táctil.Los pelos táctiles son largos, rígidos y están muy vascularizados e inervados. De hecho, se insertan a una profundidad tres veces mayor que el resto del pelaje. Al moverse, los bigotes del gato actúan como una palanca con su punto de apoyo en el borde del folículo. De esta manera, cualquier movimiento en el pelo, por ligero que sea, queda amplificado. Y así es como se convierte en un estímulo potente para las terminaciones nerviosas que rodean al folículo. Cada vez que un objeto roza los bigotes de un gato, su cerebro recibe información táctil muy valiosa sobre la proximidad de ese objeto. Además, al entrar en contacto con los objetos del entorno, los pelos táctiles ayudan a percibir las distancias de los obstáculos en plena oscuridad. Podría decirse que cumplen la misma función que nuestras manos cuando palpamos a ciegas.
Los gatos, por lo general, tienen entre ocho y 12 bigotes móviles a cada lado de su nariz. Aunque con excepciones -algunos tienen más, otros menos-, esto significa que en total cada felino cuenta con entre 16 y 24 vibrisas en esta zona de su cara. A estos bigotes del gato se deben sumar el resto de vibrisas supraciliares, labiales, etc.
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